Estudiantes sufrió un empate con sabor a derrota. Los jugadores parecían más preocupados por volver a sus hogares que por disputar el encuentro. Paupérrimo nivel.

Estudiantes perdió ante Banfield. Si si, como leyó; aunque el resultado haya marcado un anecdótico empate y cada equipo se haya llevado un punto a su hogar, lo del conjunto platense fue una derrota simbólica. Porque hay momentos en el fútbol que son bisagras y la caída de ayer fue uno de ellos. Los jugadores del plantel profesional deberán hacerse cargo de este papelón.
El contexto sobra, el taladro tenía 18 casos positivos de Covid-19 en su plantel y tuvo que echar mano a sus inferiores para poder completar la lista. El pincha llegaba con dos bajas importantes, pero a la hora de comparar fueron una nimiedad. Los 16 nombres que sumaron minutos ayer (salvo algunas excepciones) deberán dar la cara porque, como no pasaba hace años, el técnico tiene una espalda muy grande dentro de la hinchada.
En esta línea, Ricardo Zielinski sabe que no le puedo suceder lo que le pasó ayer. Que te empaten un partido que ibas ganando 2 a 0 es grave. Que te lo empate un equipo que había sufrido 18 bajas es aún más grave. Si encima, logran la paridad con dos goles de pelota parada calcados la gravedad del asunto se vuelve insostenible. Deberá tomar fuertes decisiones si no quiere que se lo lleven puesto de su cargo.
Es por esto, que aunque las responsabilidades son compartidas entre el cuerpo técnico y plantel. La mayor crítica cae sobre estos últimos. Es que no se puede concebir la falta de actitud del equipo. Son personas que ganan miles de dólares por jugar al fútbol y ayer pareció que estaban entrenando. Quizás les daba más miedo contagiarse marcando la pelota parada que en el VIP de algún boliche; tan solo una hipótesis.
Asimismo, hay que comunicarle a estos hombres que no se problematicen en lo más mínimo. Nadie les va a exigir más nada porque realmente no se puede esperar nada de jugadores que empatan contra un rejunte de hinchas del rival. Simplemente hay que pedirles que pongan sus renuncias a disposición y se vayan de una institución con prestigio propio. También algún hijo pródigo que mira cómodo desde afuera podría venir a embarrarse un poco los pantalones y dar una mano.
Así las cosas, si un grupo de hinchas saldría a jugar el sábado que viene versus Aldosivi el papel sería más digno. Porque si hay algo que no se puede negociar en este club es la entrega. Habrá que ver si Zielinski tiene la experiencia suficiente para dar vuelta este momento. Si reinventa un equipo al que no se le caen las ideas y le devuelve ese fuego sagrado. De otra forma, será mejor esperar al próximo mercado de pases para conformar, por primera vez en años, un plantel que represente la idiosincrasia del mítico Estudiantes de La Plata.
Finalmente y en este orden, hay que remarcar que esta vez el fusible no puede ser el técnico. Porque sus pergaminos lo avalan. Lo del ruso viene arrojando saldo positivo todavía. El barco sigue en pie, pero deberá cuidar que sus marinos respondan a sus órdenes. Sino, lo mejor será parar en el primer puerto, dejar a los que están de vacaciones en un crucero y traer gente dispuesta a trabajar en un barco de metal fundido.