Juan Sebastián Verón no será más el presidente del club; se va por la puerta grande. Fue uno de los mejores en su cargo a lo largo de la historia. El pueblo lo despide y grita de corazón; ¡Viva Verón!

Es oficial; Juan Sebastián Verón dejará de ser el Presidente de Estudiantes de La Plata el próximo 27 de marzo. Luego de más de 6 años al frente de la institución platense la «Brujita» dará, literalmente, un paso al costado para transformarse en el vice presidente de Martín Gorostegui. Si bien, seguirá siendo una figura predominante en la vida política e institucional del club, este es un buen momento para hacer un balance. Verón, comandó la mejor comisión directiva pincharrata desde Mariano Mangano a la fecha.
Esta afirmación es muy fuerte y, para algún desprevenido, discutible. Por eso, estaría bueno reafirmarlo con números. Cifras frías que podrían dar una visión- supuestamente- objetiva de la situación. Pero ¿Para qué remarcar que se vendió por más de 70 millones de dólares, si no decimos que se creo un proyecto que acabó con la analfabetización en el fútbol amateur del león?
¿Por qué hablar de la enorme inversión de 45 millones de dólares en la construcción de un estadio de nivel europeo, si podemos contar la historia de un profeta que volvió de la lejana Europa para devolver a su pueblo a la tierra prometida? ¿Cómo puede haber gente que repare en gastos, sin analizar la lucha colectiva de una hinchada que se brindó en cuerpo y alma por su hogar?
El dinero no es un digno protagonista en una historia de amor. No lo fue cuando el dueño del Inter de Milán prometió un cheque en blanco. Menos lo es hoy, cuando el hijo pródigo devolvió todo lo que el club le dio y más aún. Es muy difícil para quien les escribe hablar de Sebastián. Porque el cariño no se puede poner en letras, solo se da; sin esperar nada a cambio. Pero haremos el intento.
Cuando era chico e iba a la primaria pensar en un Estudiantes campeón era una locura. Rasguñar un empate con Boca, una hazaña digna de enrostrarle en la cara a mis compañeros de escuela. Pero un día, cuando apenas tenía 9 años, llegó a UNO un treintañero pelado y con barba candado que había sido criticado, injustamente, por todo un país. No estoy cien por ciento seguro, pero creo que esa fue la primera vez que sentí el vértigo que antecede a los grandes momentos.
Me acuerdo que no pude ir a la presentación porque estaba con unas líneas de fiebre y mi viejo prefirió cuidarme. Me enojé tanto que me llevó en la camioneta hasta 1 y 57, solo para pasar por la puerta y escuchar desde lejos a la gente corear un viejo canto que había quedado en los anaqueles de la historia pincha; «si ve una bruja montada en una escoba…». Ese día, la gente volvió a creer que se podía.
Al hincha de Estudiantes que nació entre el 90 y el 00, no le alcanzará la vida para agradecerle a Verón todo lo que le dio. Tanto fue lo que entregó, que nos regaló lo impensado, aquello que ni nuestros padres habían vivido; el campeonato de América. A veces, cuanto estoy triste, cierro los ojos y escuchó al Bambino Pons gritar; «Caaaaaampeoooon Estudiantes», los ojos se me llenan de lágrimas y ahí aparece Verón de rodillas abrazando a Enzo Perez con los brazos y a la hinchada con el alma. Ese pequeño instante, esa décima de segundo en que Chandía se llevó el silbato a la boca, pitó el final y la Bruja cayó al piso triunfal, esa es mi definición exacta de felicidad.
Pero el tiempo pasó, todos nos vinimos grandes. Enzo Pérez juega en River, Cruzeiro descendió, Chandía se retiró (ahora es político) y Sebastián hizo lo propio 3 veces seguidas y se asentó como presidente. ¡¿Podía dar más todavía?! Verón siempre puede dar más. La tan ansiada decimo segunda estrella no llegó bajo su mandato, pero tampoco fue un objetivo. El club se reinventó para seguir creciendo, plantando las bases de un proyecto ambicioso.
Se buscó construir un club integral en donde el socio volviera a quedar en el lugar principal. Y, aunque a algunos les molestó bastante, la supuesta soberbia de la que se lo acusó repetidamente jamás se visibilizó; demostrando que el trabajo en conjunto fue el pilar de esta comisión. ¿Hubo malos momentos? Claro que sí. Todos futbolísticos. Aunque, es válido aclarar que bajó su mandato se lograron 284 puntos de los 555 que se pusieron en juego por torneos nacionales, es decir un gran promedio de 1,95 puntos.
En esta línea seguiremos hablando de los tan odiosos números. Porque Verón deja el cargo con un superávit de 27, 6 millones de pesos, logrando así su sexto año consecutivo superavitario. Otra cifra que remarca el gran trabajo realizado en los últimos siete años es la inversión que se hizo en las inferiores en ese lapso de tiempo que según Juan Martín Ongay, Secretario de Finanzas, se elevó a $292.150.000. Todos esos guarismos se ven reflejado en el actual plantel donde empiezan a asomar jóvenes promesas de la talla de David Ayala, Darío Sarmiento, Nazareno Colombo o Deian Verón.
Queda mucho por escribir, porque el desarrollo del club fue enorme. Las nuevas disciplinas como los E-Sports, el excelente trabajo realizado en torno a la comunicación, creando una plataforma de streaming propia y posicionando las redes sociales entre las más seguidas del país. Las construcciones en el country, las incontables obras benéficas que se llevaron adelante codo a codo con la Fundación Estudiantes. Los viajes por el país llevando la bandera roja y blanca bien alta. Los lugares propios ganados por los deportes amateurs.
La lista es interminable y corremos el riesgo de olvidarnos de algo. Porque también debemos contar la creación de un Instituto Terciario. Las presentaciones en Congresos a lo largo del mundo. Las relaciones internacionales que se acrecentaron a más no poder. Las giras por Estados Unidos. Los proyectos privados que decidieron invertir en Estudiantes como SportClub o que confiaron para prestar su dinero sin garantía hipotecaria como Itaú. Los logros son evidentes e indiscutibles.
Finalmente, y a modo de conclusión, cabe decir que la figura de Juan Sebastián Verón es enorme. Un tipo que ha demostrado que todo en su vida gira alrededor de Estudiantes de La Plata. Un hombre que fue, es y será sinónimo de crecimiento en el club. No sé qué le deparará el futuro a la brujita, lo único que sé es que siempre que él esté en el pincharrata, las cosas marcharan bien. Porque, parafraseando una frase popular; los días más felices siempre fueron veronistas.