Armando despacito un sueño pa’ soñar

Estudiantes clasificó a la segunda fase del torneo. Desde los seis puntos totales sumados en la Copa Maradona al actual pase de ronda con 22 unidades. El ‘Pincha’ parece haber encontrado el rumbo de la mano de Zielinski.

Fuente: cielosports.com

Estudiantes clasificó a la segunda fase de la Copa de la Liga Profesional de Fútbol. Salió segundo en su grupo y se posicionó entre los ocho mejores equipos de Argentina. Algo impensado cuando Leandro Desábato dejó el cargo como director técnico del primer equipo. La principal explicación de esta proeza lograda por Zielinski y sus dirigidos tiene que ver justamente con el ruso. Él fue quien le dio un rumbo a un equipo que lo había perdido hace rato. Él fue quien formó un grupo que, con irregularidades propias de las incapacidades de algunos jugadores, logró un andar más que positivo sumando una gran cantidad de puntos que ayudó, entre otras cosas, a respirar aliviado a la hora de ver la tabla de los promedios.

Pero, vayamos a los números. Si trazamos un paralelismo entre la primera fase de la pasada Copa Diego Armando Maradona con el final de la primera etapa de esta competencia, la diferencia es abismal. El pincha durante la parte inicial del torneo pasado no sumó ningún triunfo, disputó seis encuentros, empató dos y perdió los cuatro restantes, tampoco convirtió goles y recibió cinco tantos. Mientras que, en la zona complementación (donde se enfrentaba con los peores doce equipos de la competición) apenas ganó un partido, empató otro, perdió tres, marcó cinco goles y recibió otros siete. Es decir que, la sumatoria total arrojó un saldo resultante de once partidos disputados y seis puntos sumados producto de siete encuentros perdidos, tres empatados y tan solo uno ganado. En cuanto a los goles solo convirtió cinco y recibió doce.

En contraposición con aquel durísimo pasado, el presente pincharrata es brillante. Es que, en trece partidos disputados, logró sumar 22 puntos, gracias a seis victorias, cuatro empates y apenas tres derrotas, recibiendo solo diez goles (siendo junto a Independiente y Colón el equipo menos goleado de la copa) y marcando 16. Hay que ser claros: en el torneo pasado Estudiantes obtuvo una vergonzosa efectividad de apenas 18,2%, mientras que en la actual competencia cosechó un 56,4% de los puntos en juego. No hay mucho más que agregar, el crecimiento es grandilocuente.

En esta línea, hay que marcar que lo conseguido por Zielinski no fue un acto de magia. El nacido en Lanús formó un equipo de atrás hacia adelante y allí estuvo su principal virtud. El siempre vigente Mariano Andújar fue el primer refuerzo para el Ruso al desechar la oferta de Olimpia de Paraguay. Mientras que, las silenciosas llegadas de Noguera y Rogel cuando todos los flashes se iban con la novela de Marcos Rojo y la gran erogación que se hizo por Jorge Rodríguez, fueron las adquisiciones necesarias para formar este equipo roñoso que es hoy Estudiantes. Pero de mitad de cancha para adelante también se logró una identidad. Es que con la llegada de Sánchez Miño y los buenos rendimientos de Lucas Rodríguez, el León sumó la cuota de buen fútbol que le venía haciendo falta.

Asimismo, no se puede dejar de marcar que el equipo también tiene sus déficits. La falta de concentración cuasi anárquica que se sucede en momentos clave de los partidos en que va ganando y que le costó algunos puntos. Las espaldas de Godoy y Pasquini, laterales que suman en ataque pero no cumplen en defensa. Y, obviamente, la falta de definición de sus delanteros. Hay que ser francos, este Estudiantes no está pensado para pelear un campeonato, pero es cumplidor, y salvo aquella tortuosa excepción frente a la quinta de Banfield, siempre estuvo a la altura de lo que esta camiseta demandó. Seguramente, con la mano del entrenador y la llegada de nombres jerárquicos, se podrá apuntar todavía más alto.

Es por esto que todo lo que sigue ahora es una yapa para el club. Porque sabe que las probabilidades de campeonar son bajas. Porque está fuera del radar de los grandes medios y de la opinión pública en general. Pero también porque sabe que no es menos que nadie. Que el torneo está abierto y que está a tan solo 3 partidos de poder dar un salto hacia lo más alto. No es imposible, pero en caso de serlo es algo de lo que sabemos. En el horizonte asoma el duro Independiente de Falcioni, un hueso duro de roer. No es cuestión de creer en milagros. Es cuestión de creer en el trabajo y hacer silencio. Mientras tanto, el hincha de Estudiantes que empezó el torneo desesperado y menesteroso de puntos fue armando despacito un sueño pa’ soñar.

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